Ruteando el Norte......Día 8

Cargamos los bártulos a las motos y salimos rumbo a Salta….
Así llegamos a los Valles Calchaquies.









Siguiendo un camino pintoresco llegamos a Cafayate.



Resulta que justo esa semana acontecía el Festival de la Serenata, festival que al parecer es muy concurrido ya que según turismo, no había lugares para hospedarse, ni siquiera para carpa, las calles eran un tumulto de gente, estaba cerrada varias cuadras a la redonda la plaza principal, pero logramos escabullirnos de los controles y llegar a la plaza con nuestras motos.
Llegamos a la conclusión de que ninguno quería renegar, ni estar cerca de grandes multitudes, ni ciudades, ni nada que se acerque mínimamente al quilombo que a diario vivimos, así que huimos lo mas rápido posible de cafayate, quedando pendiente la visita…por otro lado siempre es bueno dejar lugares sin conocer…para poder tenerla escusa de volver!!.
En fin…seguimos viaje….y realmente valió la pena, el paisaje que nos rodeaba era, es, realmente increíble, las fotos no hacen honor a la belleza del paisaje…

















































































El Anfiteatro








Es realmente emocionante escuchar la música en ese lugar, te eriza la piel, de solo pensar que ha tocado divididos entre muchos otros en ese lugar, en este momento se me vuelve a erizar todo..















LA P U T A QUE VALE LA PENA ESTAR VIIIIVOOO!!! Juro que grite esa frase y la gente comenzó a aplaudirme, me salio de adentro, después me dio vergüenza no sabia donde meterme, jajaja






Garganta del Diablo






















En medio de esa inmensa belleza y luego de debatir donde comer, decidimos buscar algún sendero que salga de la ruta principal y adentrarnos en la nada, para hacer rancho aparte y poder comer apreciando el paisaje.
Luego de un rato logre encontrar un sendero apto para las demás motos, mas bajas que la mía para acobacharnos al resguardo de un árbol y algunas piedras….. Nos clavamos unos fideos con tuco para re chuparse los dedos más unas empanadas que habíamos comprado en Cafayate, muy ricas por cierto también...(eran como las 17hs, y todavía no habíamos almorzado, estábamos muertos de hambre)
Tres de nosotros, nos gusto tanto nuestro rancho que queríamos quedarnos a dormir ahí, armar las carpas y disfrutar…pero el cuarto se empaco y logro convencernos de seguir viaje…. con mucha razón ya que el cielo, como siempre amenazador, no prometía un buen pasar…pero que me quede con las ganas, me quede con las ganas….







Seguimos viaje hasta que el sol comenzaba a esconderse, a lo lejos veíamos un lago enorme, que a medida que nos acercábamos, prometía ser un buen lugar para buscar donde dormir, así llegamos a Coronel Moldes y desviamos al Dique Cabra Corral, zona turística, asi que rápidamente encontramos donde acampar, buscamos un lugar cerca del lago y armamos la carpa bajo la lluvia y acá fue donde me doy cuenta que me olvide en Amaicha en el camping, los nailon que solía colocar encima de la carpa, en fin, los detalles del porque, me los reservo para no alargar el relato (de echo ya escribí mucho)…fuimos a comer a un restaurante que estaba en construcción, donde el dueño, gran conversador y conocedor, que de joven viajo mucho, nos conto la historia de su vida y prácticamente la historia de la Argentina, un placer escucharlo…hasta que el sueño nos gano y decidimos ir a dormir…













En un kiosco cercano...estaba el... era del tamaño de una pelota de fútbol!!!